¿Qué imaginas al leer el título de la entrada?
Tengo mucha curiosidad, tanta como para querer saber la respuesta ya.
Esa curiosidad me ha acompañado toda mi vida, y me ha llevado a utilizar Internet para encontrar cosas increíbles y otras bastante desagradables y desesperanzadoras (no pregunten, se los juro, no quieren saber). Por otro lado, no esperes una linda historia de superación personal, es algo mejor.
En la actualidad es común encontrar niños pegados a una computadora o un smartphone con conexión a Internet y a padres lidiando con una variedad de problemas para "protegerlos" de los riesgos que implica usar redes sociales, por ejemplo. Aunque muchas veces son los mismos padres los que no entienden esos posibles riesgos y terminan compartiendo hasta con sus vecinos sus gustos en pornografía accidentalmente. Hace varios años estos escenarios no ocurrían como ahora; antes pocas familias tenían una computadora en casa y ahora son pocas las familias donde haya un integrante sin smartphone.
Puedo decir que tengo cierta envidia de los que crecieron con la evolución de los lenguajes de programación, aunque la mayoría de los que crecieron así me doblan o triplican la edad, ya que me faltan unos 7 años para recorrer 30 vueltas al Sol; pero mi infancia coincidió con los inicios de las conexiones caseras a Internet y tuve la suerte de que mis padres me permitieran empezar a navegar en Internet desde muy pequeño, teniendo tanta libertad frente a una computadora como en mis días cotidianos (algo que les constará a los que me conocieron durante mi adolescencia), por lo que puedo decir con seguridad que crecí con el Internet y disfrute de muchísimos eventos curiosos entre foros y otras páginas, que no colocaré porque haría la entrada interminable.
Pero de entre tantas cosas y tanto tiempo que he pasado navegando en Internet, hace unos años me encontré con un grupo de programadores (aunque bien, algunos podrían llamarlos 'hackers') que abrazan una frase con una terquedad increíble y digna de seguir, la frase es:
"Amo Internet y quiero un Internet sin CP (child pornography)".
Ellos actúan siguiendo esa frase como credo, tienen sus métodos y reglas para actuar, los admiro y deseo que nunca abandonen esa terquedad y que su anhelo se cumpla. Quizá algunos piensen en series o películas al leer esto, como la serie Mr. Robot, algo que supongo basado en las opiniones de algunos amigos que me comentan que la trama es similar a lo que les cuento aquí (sí, no he visto la serie). Bueno, yo no. Yo pienso en esas personas, de carne y hueso, con problemas personales y empleos, que dedican su tiempo libre a volver el Internet algo mejor para todos, aunque su esfuerzo parezca muchas veces no dar resultados, y entonces pienso:
Amo Internet y quiero un Internet exigente con la veracidad y exactitud en la información.
Puede que a muchos no les parece tan noble mi idea, comparada a la anterior. Sin embargo, el tiempo y las cosas que he aprendido gracias al Internet me hacen reflexionar en el daño que algunas personas sufren por esto, desde problemas pequeños hasta cosas que pueden llegar a afectar a otras generaciones o personas que nunca hemos conocido. El Internet cada vez está más presente en nuestra vida cotidiana que pocos se detienen a pensar si realmente saben identificar la veracidad y exactitud en la información, un poco de eso escribí aquí. Aunque muchos (y me incluyo) ponen de su tiempo y esfuerzo por aportar su granito de arena a solucionar esto en redes sociales, parece que no vaya a dar resultados pronto. Las redes sociales ni siquiera son la meta ni la única forma de empeorar el problema; los algoritmos del buscador de Google, así como de otros buscadores, están siendo aprovechados para poner encima de las páginas correctas millones de páginas con información incorrecta, falsa, tendenciosa, con un fuerte y claro motivo de manipular tus emociones antes que informarte con la realidad.
Con los conflictos de Facebook y Cambridge Analytica, la mala fama que se está ganando Twitter a causa de las fake news, y con los intentos de YouTube por limpiar su reputación por promover vídeos de conspiranoicos, charlatanes y noticias amarillistas, cada vez son más los que ponen atención a la manipulación de la información con fines de aprovecharse de la opinión, los juicios de valor y creencias personales para ganar adeptos. Para muchos parece bastante desolador un panorama de guerras injustas, muertes y pésima política; pero no, lo realmente desolador es que a pesar de que muchísimos son mayores de edad no saben distinguir la realidad de las estupideces que nos intentan hacer tragar, no consideran que muchos de los problemas que les parecen nuevos tienen un trasfondo mucho más complejo que un juego de ajedrez donde sólo encuentras dos colores. La realidad no es simple, su correcta y exacta narración en textos tan cortos como los que acostumbramos a leer constantemente en redes sociales es imposible, imbécil e irresponsable.
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