Me he propuesto escribir opiniones, reseñas y críticas de películas, series y libros, que algunos me han pedido, en mi blog y he decidido empezar con esta película porque sí que lo merece bastante. No esperen nada serio, después de todo es mi blog personal. Si quieren leer algo más educativo, los invito a leer mis entradas en ¡Pío!, al mundo.
No me considero un fanático de las películas de acción, pero comparto que disfruto bastante de las escenas donde hay peleas y persecuciones en vehículos, sobre todo si están medianamente bien realizadas; no suelo ponerme muy exigente en estos aspectos como lo hago cuando incluyen aspectos o tecnicismos científicos o con el argumento de las historias de ciencia ficción. Por lo que es de esperar que disfrute de las películas de Jason Statham, donde suelen incluir estos dos elementos. Pero The Meg...
Ay, The Meg...
Hollywood lo hizo de nuevo, se pasó a la ciencia por el arco del triunfo.
Una vez más veremos en la pantalla grande la irracional fobia a los tiburones con el nuevo filme The Meg. Esta vez, en una nueva película de ciencia ficción protagonizada por Jason Statham, que se estrenará el 10 de agosto del 2018 en Estados Unidos. Ahora no les ha bastado sólo con promover la mala fama a los tiburones, cosa que pasó con la saga Jaws, que ayudo mucho a la industria del cine pero afecto más a la biodiversidad marina fomentando el miedo y la persecución de los escualos, aunque esto lo dejaré para otra ocasión, probablemente escribiré de ese tema en La oveja negra.
Bueno, ahora se han metido con los moluscos, sí, leíste bien, con los moluscos. Si ya viste el trailer, no me refiero al calamar gigante que aparece. Simplemente han preferido poner encima la tradición sobre el conocimiento, lo que ha provocado memes y risas entre paleontólogos y biólogos. Se han dejado llevar por anticuados ejemplos de divulgación científica especializada en paleontología.
El antagonista parece ser un ejemplar de la famosa especie extinta de tiburones Carcharocles megalodon, que habitaron entre el Mioceno y el Plioceno, siendo un mega-depredador marino durante casi 20 millones de años, y que se sospecha no lograron sobrevivir a las migraciones de sus presas durante la glaciación cuaternaria, causando la aparición de los grandes cetáceos. Aunque no se conoce su tamaño exacto se cree que pudo alcanzar un tamaño máximo de 25 metros de longitud, tanto como un tractocamión con doble remolque, parece ser que aquí se lo reinventaron y harán una criatura colosal al más fiel estilo del Mosasaurus de Jurassic World, supongo que con alguna justificación sacada de la manga.
Pero el tamaño no importa, esta vez. Aquí importa el nombre, que pertenece a un género de moluscos bivalvos también extintos, que habitaron los océanos durante poco más de 200 millones de años, desde el Devónico hasta el Jurásico, y que sobrevivieron a varias extinciones masivas. A Jurassic Park se le perdonó con su numerosa cantidad de divergencias como: los dinosaurios aviarios y la ausencia de plumas, el enorme tamaño de los Velociraptor, el gruñido del T. rex. Los lentos resultados de la investigación científica en paleontología de hace casi 30 años lo justifican. Pero actualmente es diferente, y Jurassic World ha tenido que rellenar huecos argumentales para satisfacer a los fans, a pesar del Mosasaurus mencionado.
¿Quién es el tipo rudo aquí, el tiburón gigante y sin talento para sobrevivir la era de hielo o el molusco patea bolas que sobrevivió a varias extinciones masivas?
Los paleontólogos han votado con memes, produciendo su historia alterna con más incorrecciones científicas y trayendo a escena al amonite asesino.
Volviendo a la película original, espero verla, que hayan desarrollado una buena historia, y no empeoren la fama de los tiburones. Quizá escriba una reseña de ella.
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