viernes, 12 de julio de 2019

Compromiso.

Compromiso. 


Es oscuro el legado
de quien no mira el mundo con amor.
Nada tiene que ver con una falta
de bondad o nobleza esa triste actitud:
es tan sólo un estigma de los ojos.
Y yo he visto a los hombres
extraviarse en el sótano de su mirada ciega.

Su legado es oscuro y sin embargo
encuentro en él la luz de una enseñanza:
no es quererlo tan sólo
lo más bello que un hombre puede hacer por su hijo;
lo más bello es acaso,
desoyendo el dictado de la angustia y del miedo,
transmitirle esa fe que invencible se empeña
en pagar de la vida
la traición y el favor con igual gratitud.

Es un arduo trabajo amar el mundo,
porque el mundo a menudo no se deja querer;
por eso ahora te prometo, hijo,
que la angustia y el miedo no sabrán someterme
aunque instalen su lepra en mi conciencia
y conviertan mi carne en su refugio,
que encontraré el coraje con que seguir amando,
cuando deje de amarme, la vida que te di,
porque verte gozarla ha de alzar en mi exilio
nuevamente aquel reino.

Aunque así lo parezca,
la luz del mundo no nos pertenece,
por eso yo quisiera no ensuciarla
de rencor ni amargura, para intentar al fin
ofrecértela limpia,
como damos los hombres la alegría,
nuestra única herencia verdadera. 



Extraído del poemario Santa deriva (Visor, 2002), de Vicente Gallego.